
Candidozyma auris (anteriormente conocida como Candida auris) es una levadura patógena emergente de rápida expansión. Las personas que han estado recientemente en residencias de mayores y aquellas con dispositivos invasivos – como tubos de respiración, sondas de alimentación o catéteres venosos centrales – son las que presentan mayor riesgo de infección por C. auris.
Presente ya en cinco continentes, Candidozyma auris ha sido responsable de brotes prolongados en países como India, Pakistán, Venezuela, Colombia, España, Israel, Sudáfrica y Estados Unidos.
¿Qué enfermedades puede causar Candidozyma auris?
Si C. auris entra en el torrente sanguíneo y se disemina por el organismo, puede provocar candidiasis invasiva, una infección causada por levaduras del género Candida spp.. Esta especie ha sido asociada con infecciones del torrente sanguíneo (candidemia), infecciones de heridas y otitis.
¿Por qué C. auris es una amenaza?
Se han notificado infecciones por C. auris en más de 30 países. Con frecuencia son multirresistentes, lo que significa que no responden a varios de los antifúngicos comúnmente utilizados. Dado que existen muy pocos tipos de antifúngicos disponibles, la resistencia puede limitar gravemente las opciones terapéuticas. Algunas cepas incluso muestran resistencia a todas las clases de antifúngicos conocidas.
¿Sabías que…?
La prevalencia real de C. auris es desconocida y probablemente esté subestimada, ya que a menudo se identifica erróneamente como otras levaduras o bacterias, lo que dificulta su detección y control.
¿Dónde se encuentra Candidozyma auris?
C. auris tiene especial afinidad por la piel, sobre todo en zonas húmedas como las axilas y la ingle. En el pódcast “Candidozyma auris: del laboratorio a la primera línea”, especialistas del UKHSA (Agencia de Seguridad Sanitaria del Reino Unido) destacaron que la exfoliación diaria de millones de células cutáneas facilita la transmisión del patógeno entre personas y superficies.
Según la guía del UKHSA Candidozyma auris (anteriormente Candida auris): recomendaciones para entornos sanitarios agudos (GOV.UK), la contaminación ambiental por C. auris es extensa. Puede sobrevivir hasta 7 días en superficies comunes y hasta 4 semanas en ciertos dispositivos plásticos.
Los estudios han demostrado que C. auris puede estar presente en todo el entorno del paciente, incluso fuera de su habitación. Entre las superficies y equipos médicos de alto contacto que se han encontrado contaminados se incluyen: camas, sillas, alféizares, lavabos, grifos, suelos, puertas, encimeras, así como estetoscopios, electrodos de ECG, manguitos de presión arterial, bombas de infusión y ventiladores.
C. auris puede colonizar al huésped en cuestión de días o semanas tras la exposición. La colonización puede persistir durante muchos meses o incluso indefinidamente, y desde este estado puede evolucionar a una infección invasiva en cuestión de días o meses.

¿Sabías que…?
C. auris fue aislada por primera vez en 2009 en el conducto auditivo externo de un paciente en Japón.
¿Cómo se transmite C. auris?
C. auris ha causado brotes en entornos sanitarios. Puede propagarse a través del contacto con superficies o equipos contaminados o de persona a persona.
Es fundamental identificar a los pacientes colonizados asintomáticos para adoptar precauciones adicionales al colocar dispositivos invasivos o realizar intervenciones quirúrgicas. Estos pacientes también pueden ser una fuente de transmisión a otros pacientes o al entorno.
¿Sabías que…?
C. auris puede sobrevivir en superficies húmedas y secas durante al menos 14 días.
¿Cómo puedes prevenirse su transmisión en entornos sanitarios?
La mejor práctica consiste en utilizar un desinfectante de alto nivel con una química biocida de amplio espectro capaz de destruir esporas bacterianas y fúngicas, bacterias vegetativas, micobacterias, levaduras y virus.
El UKHSA advierte específicamente no utilizar compuestos de amonio cuaternario (QACs), ya que no existe evidencia suficiente de su eficacia frente a C. auris. Además, los sistemas de vapor de peróxido de hidrógeno o luz ultravioleta deben considerarse únicamente como medidas complementarias, nunca como sustitutos de los protocolos completos de limpieza y desinfección.
Los desinfectantes eficaces frente a las esporas de Clostridioides difficile, como el dióxido de cloro y el ácido peracético, se consideran generalmente eficaces también contra C. auris.
¿Sabías que…?
Los desinfectantes de alto nivel no solo previenen la propagación de patógenos entre pacientes, sino que también protegen al personal sanitario durante los procedimientos rutinarios.